azulesmicolor

domingo, 19 de julio de 2020





Demasiado

Demasiado tiempo,
demasiada sed
para conformarnos
con un breve sorbo
la única vez.
Demasiada sombra,
demasiado sol
para encadenarnos
a una sola forma
y una sola voz.

Demasiadas bocas,
demasiada piel
para enamorarnos
de un mal gigantesco
y un ínfimo bien.
Demasiado espacio,
demasiado azul
para que lo inmenso
quepa en un destello
solo de la luz.

Demasiado polvo,
demasiada sal
para que la vida
no busque consuelo
en el más allá.
Demasiado nunca,
demasiado no
para tantas almas,
para tantos sueños,
para tanto amor.
(2003,  Silvio Rodriguez)

No soy una gran lectora de  poesía, pero si voy al origen, veo el dibujo que hice de un poema en la escuela. y pienso si en realidad le hubiese dado el tiempo a la poesia quizás hubiese sido mi meta y no la compañera que es.  porque quisiera leer más, no sólo de vez en cuando.   Es en este momento se ubica en un lugar del corazón donde están las pasiones más extremas, totales, la alegría por el sol y el agua, la ternura por lo inevitablemente dependiente del ser, el amor incondicional, la tristeza absoluta por el dolor y el odio irracional al mal. Y el dibujo en aquella pared amarillenta, gastada del patio interior de la escuela pública.

A cierta altura de mi vida me  encontraba que con la poesía  me colmaba, decia lo que yo, lo decía mejor que yo, vivia en mi, y adaptaba a  la vida cotidiana esos versos. Inventaba realidades de fantasía, iban conmigo mientras caminaba al trabajo,  sentada del lado de la vereda en el omnibus para no perderme ningún detalle de las casas, sus balcones, los pequeños vitrales en las ventanas, las rejas decorativas, los jardines salvajes, exuberantes, los árboles con raíces asomando por las veredas, como de pelicula de ciencia ficción donde los árboles levantan sus pies-raíces y se sublevan a tanto ormigón. Y digo realidades de fantasía, porque iban en mi, no salían, la estructura no lo permitia. Esa estructura en la que viví mucho tiempo.  

A veces pasa que cuando no puedes contener más lo que sientes, empieza a salir de a poco, primero una espuma esponjosa y miedosa, que quiere que la vean pero que no la noten y luego un líquido parejo y consistente como la esencia misma de la idea. 

Sigo viendo aquella pared amarillenta, gastada, con mucho roce, que era tan normal para nosotros, niños de barrio pobre. Porque no sabiamos que eramos pobres, a esa edad un niño es un niño, si bien nos damos cuenta quienes tienen un poco más que nosotros.

En mi memoria esa pared siempre contiene los dibujos de  los niños elegidos por la madre naturaleza para el dibujo, allí
disfrutabamos nuestros "5 minutos de fama". Y no mostramos una habilidad, mostramos cómo se nos enciende el corazón, como queremos derramar color en todo, que todo lo cubra. 



EL BOSQUE 

Recojo los sueños todos 
De aquellos que me quisieron 
Y con mi muerte, soñaron… 

Y me hago un bosque con ellos 
Donde me oculto esperando… 

Tú no lo creas, poeta 
Porque no te es necesario…

C. S. VITUREIRA . Del libro El libro de Susana




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